En este episodio hablaremos de lo que estos días nos está preocupando a todos, este virus invisible que vino a cambiarnos la vida.
«Lo encontré llorando por no poder salir a jugar al parque. Me dijo: eres fea, me iré de esta casa. Me iré al parque a jugar con otra mamá.
Y se me aguó la mirada y el alma. Ahí estaba frente a mí, mi hijo de 4 años llorando por una situación que se escapa de nuestro entendimiento y de nuestro control.
Después de dos semanas de aislamiento me senté con él en la alfombra de su habitación. Lo abracé y le expliqué de nuevo, como pude, con dolor, cansancio e incertidumbre, y también con mucho agradecimiento de saber que estamos sanos.
Mostrándole la bola del mundo le expliqué que un monstruo invisible nos ha invadido y debemos quedarnos en casa hasta que se vaya… en realidad no le dije monstruo sino bichito, pero para mí es un monstruo y seguro que para ti también.»